Innovación educativa

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Queremos que las matemáticas sean atractivas

El colegio ha decidido apostar con fuerza por el Método Singapur para la enseñanza de las matemáticas, pero ¿qué es realmente? Se trata de un método para resolver problemas que está basado en unas bases denominadas CPA (Concretos, Pictóricos y Abstractos) de una manera muy sistematizada para todas las etapas. En el Método Singapur, empezamos a resolver problemas partiendo de Concretos (cubos, bases diez, plantillas, fichas, relojes, balanzas, etc.), materiales muy manipulativos y objetos de la vida cotidiana. Acercándonos a los problemas de esta manera, conseguimos que los alumnos pierdan el miedo a la materia. Una vez trabajados y dominados, resolveremos los problemas utilizando Pictóricos, dibujos e imágenes con las que nuestros alumnos darán un salto en la abstracción de los problemas. Una vez trabajados los anteriores materiales, en una última etapa llegaremos a la comprensión Abstracta de los problemas: ¡los números! Este innovador sistema de trabajo también nos permite adaptar el nivel a los distintos ritmos de los estudiantes, personalizando aún más el aprendizaje consiguiendo una motivación extra para la asignatura.

Hacia dónde va la educación? ¿Por dónde discurren los procesos didácticos para el alumnado del siglo XXI? ¿Cuál es la metodología más apropiada en estos momentos? ¿De qué manera el alumnado puede alcanzar mejor sus competencias? ¿Cómo pueden desarrollar mejor las inteligencias múltiples de cada uno de nuestros alumnos/as?

Podemos hacernos más preguntas al respecto cuya respuesta no es fácil. De lo que sí estamos seguros en el Colegio es de que tenemos que ser competentes para estar a la altura de lo que nos exige la sociedad en estos momentos; siempre sin perder NUESTRA IDENTIDAD. Hacemos de la “Cultura del Pensamiento” nuestra forma de entender el
proceso de enseñanza - aprendizaje. 
El profesorado se convierte así, en mediador del aprendizaje: EL ALUMNO/A ES EL PROTAGONISTA.
 
El Colegio está vivo, está lleno de vida. Vivimos en el siglo XXI, tenemos que educar para el siglo XXI, pero sin perder nuestra identidad. La pedagogía, la didáctica debe estar a la altura de las exigencias de la sociedad. Es un reto que debemos afrontar sin prisa, pero sin pausa.

 

La sociedad exige que la escuela tenga respuestas, que los profesionales/educadores estemos preparados para lograr que estas generaciones de alumnos que tenemos entre nosotros sean capaces de afrontar los retos que se les presenten.

Estos alumnos nuestros, nativos digitales, necesitan nuevos métodos, nuevos medios, tareas significativas, maneras de descubrir distintos caminos para alcanzar sus metas.


El trabajo por proyectos, las nuevas tecnologías aplicadas al aula y la gestión del centro, el acceso a internet, las plataformas educativas, las aulas virtuales, los proyectos sociales, el bilingüismo, las redes sociales,… son algunas de las acciones que realizamos y que las podemos encuadrar en eso que llamamos innovación educativa. Todo ello sin olvidarnos que lo importante es considerar “el valor de la educación como una fuerza capaz de ayudar a la maduración de la persona, acercarla a la fe y responder a los retos de una sociedad compleja como la actual” y que todas las acciones innovadoras, no son un fin en sí mismo sino herramientas para conseguirlo.