


Hacia dónde va la educación? ¿Por dónde discurren los procesos didácticos para el alumnado del siglo XXI? ¿Cuál es la metodología más apropiada en estos momentos? ¿De qué manera el alumnado puede alcanzar mejor sus competencias? ¿Cómo pueden desarrollar mejor las inteligencias múltiples de cada uno de nuestros alumnos/as?
La sociedad exige que la escuela tenga respuestas, que los profesionales/educadores estemos preparados para lograr que estas generaciones de alumnos que tenemos entre nosotros sean capaces de afrontar los retos que se les presenten.
Estos alumnos nuestros, nativos digitales, necesitan nuevos métodos, nuevos medios, tareas significativas, maneras de descubrir distintos caminos para alcanzar sus metas.El trabajo por proyectos, las nuevas tecnologías aplicadas al aula y la gestión del centro, el acceso a internet, las plataformas educativas, las aulas virtuales, los proyectos sociales, el bilingüismo, las redes sociales,… son algunas de las acciones que realizamos y que las podemos encuadrar en eso que llamamos innovación educativa. Todo ello sin olvidarnos que lo importante es considerar “el valor de la educación como una fuerza capaz de ayudar a la maduración de la persona, acercarla a la fe y responder a los retos de una sociedad compleja como la actual” y que todas las acciones innovadoras, no son un fin en sí mismo sino herramientas para conseguirlo.